En esta oportunidad, nos vamos a detener para conocer más sobre la energía femenina que vive en nosotros. Como ya hemos hablado en el artículo del sagrado masculino, todos provenimos de estas dos fuerzas (el femenino y el masculino). Independientemente del género biológico que nuestro cuerpo trae desde nuestra concepción, tenemos una parte femenina que debemos llevar con sabiduría y amor. En caso que eso no suceda, hay que trabajar para aceptar esta verdad y amarnos con todo lo que eso implica.
Nuestro cuerpo físico está conformado por la energía masculina que adquirimos de nuestro padre y la energía femenina que nos ha otorgado nuestra madre. En otras palabras, somos el reflejo de ellos, hechos a su imagen y semejanza.
Todo lo que nos gusta de ellos está en nosotros y todo lo que aborrecemos está en nuestra configuración interna.
La fuente divina de donde venimos todos, es una energía andrógina que se ha ido desdoblando en estas dos polaridades, Dios Padre y Dios Madre. De ahí en más, comenzó a plasmarse en todas las dimensiones. ¿Dónde encontramos esas fuerzas? En todo el universo, en el planeta y en nuestro cuerpo físico.
En este caso, nos adentraremos a reconocer el sagrado femenino en nosotros mismos. Para comenzar, es muy importante que reflexiones la relación y la mirada que tienes de tu Madre, ya que es la primera representación tangible que pudiste conectar, desde que naciste.
¿Cómo estás con la primera mujer de tu vida, tu madre? ¿Qué has tomado de ella positiva o negativamente?
Esta fuerza la podemos encontrar plasmada de varias maneras:
En nuestro cuerpo se encuentra en todo nuestro lado izquierdo. En nuestro campo electromagnético representa el magnetismo, en nuestros órganos se encuentra en el corazón y en la Matriz, en el planeta es la Madre Tierra como Astro y en la Madre Naturaleza, en la noche, en la Materia, en la Luna, en las estaciones del año se encuentra en el invierno y en el otoño, en los puntos cardinales representa el Hemisferio Sur, en la oscuridad, en los elementos de la naturaleza en el Agua y el Aire, es el Amor incondicional, etc. Las cualidades generales de esta energía es que es receptora, sosegada, parsimoniosa, sensitiva y muy creativa.
En términos de Humanidad, la relación que tenemos con la madre Tierra, queda de manifiesto en los daños que le hemos ocasionado al Planeta, con esa falta de empatía y desconexión, en una completa inconsciencia. No hemos comprendido que lo que está sucediendo es el reflejo de cómo estamos internamente con nuestro sagrado femenino.
Debemos hacernos responsables de esta falta de valoración y amor con respecto a esta energía. Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera, lo que sucede en nuestro mundo exterior, es el reflejo de nuestro mundo interior. No podemos encontrarnos si buscamos culpables. La culpa es un invento de una Humanidad dormida en cosas superfluas. Sólo existe la responsabilidad y actuar en consecuencia.
Hay que cambiar de paradigmas, si queremos un mundo mejor. Ese cambio se verá espejado en la Madre Tierra y La madre Naturaleza, cuando sanemos con nuestra Madre biológica, su linaje y la percepción que nos hemos hecho de nuestro origen.
Para comenzar a hacerte una autoevaluación de lo que tienes encarnado de esta energía y de lo que careces, voy a mostrarte varias virtudes que tiene esta fuerza. Si estás en concordancia con ella, te verás actuando con estos valores. En caso contrario, ponte alegre porque estás observando lo que tienes que adquirir para estar en completo equilibrio con la persona que realmente eres por derecho divino ¡Ya es tiempo de recordar quién eres!
«Hay que cambiar de paradigmas si queremos un mundo mejor.«

La energía del Sagrado femenino es y contiene:
• Agradecimiento, te hace tener expresiones de gratitud y actúas cortésmente ante cualquier persona o situación de la vida. Vivir agradecido es una virtud que te aleja de la queja, del reclamo y de las expectativas. Sólo te puedes dedicar a agradecer cada detalle que la vida te regala y te hace fluir en el merecimiento. Ser agradecido es esencial para apreciar y disfrutar plenamente la vida. Nos hace vivir en armonía con nuestro entorno y con un alto grado de bienestar.
• Sensibilidad, comúnmente se entiende por sensibilidad a aquella capacidad propia e inherente a cualquier ser vivo de percibir sensaciones por un lado y por el otro, de responder a pequeños estímulos o excitaciones. El valor de la sensibilidad reside en la capacidad que tenemos los seres humanos para percibir y comprender el estado de ánimo, el modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y los ambientes, para actuar correctamente en beneficio de los demás y de uno mismo. Esto nos aleja de ser crueles, inescrupulosos, déspotas, tiranos, brutos e inhumanos.
• Intuición, es la habilidad para conocer, comprender o percibir algo de manera clara e inmediata, sin la intervención de la razón. Las personas intuitivas tienen una conexión especial con su cuerpo, por lo que son capaces de captar las señales que envía la intuición a través de sensaciones como un “nudo en la garganta”, “mariposillas en el estómago” o cualquier otra sensación física. El sentido de la intuición viene directamente del corazón, es un sentido que se va desarrollando a medida que la persona lo pone en práctica, son las famosas corazonadas. La única forma de comprobar si una corazonada tiene sentido, es verificar a posteriori si el presentimiento coincide con la realidad de los hechos. Científicos afirman que las mujeres son más intuitivas que los hombres debido a un componente biológico (relacionado con la menor exposición prenatal a la testosterona en el vientre materno) que las predispone a ser más intuitivas y menos reflexivas que éstos durante sus vidas. Por una cuestión biológica las mujeres llevan ventaja, pero sin dudas un hombre puede y debe desarrollar este sexto sentido, sin ninguna complicación.
• Recepción, ser receptivo a nuevas ideas, diferentes opiniones o puntos de vista, nos ayuda a ser flexivos, predispuestos, tolerantes, audaces ante cualquier situación o persona, manteniendo siempre una mirada amigable e inteligente ante la vida. Esto nos colabora para no comportarnos en forma testaruda, hostil, agresiva e iracunda a los cambios que se presenten en diferentes momentos de la vida.
• Empatía, cuando se habla de empatía se hace referencia a una habilidad tanto cognitiva como emocional o afectiva del individuo, en la cual éste es capaz de ponerse en la situación emocional de otro. La empatía es la capacidad de utilizar los valores humanos compartidos en diversos contextos interpersonales y culturas. La falta de empatía es una situación te puede ocasionar dificultades en la vida, sobre todo, en las relaciones humanas. Recuerda que una persona con esta característica personal no sabe ponerse en la piel de las otras personas, por tanto, tienden a ser egoístas y no tener en cuenta los sentimientos de los demás.
• Compasión, es un comportamiento humano dirigido a eliminar el sufrimiento, a solidarizarse y a producir bienestar en quien sufre, para tratar de aliviarlo en algún sentido. Es fundamental para lograr la calma y el bienestar, potenciar nuestras relaciones sociales. Es un valor humano que conjuga la empatía y la comprensión hacia el sufrimiento de los demás. .Gracias a la compasión se ejercita también la justicia y la tolerancia. Se suele confundir la compasión y la empatía, pero no son iguales, aunque trabajen de la mano en alguna acción bondadosa. La compasión es una respuesta emocional a la simpatía y crea un deseo de ayudar. La empatía es nuestro sentimiento de conciencia hacia las emociones de otras personas y un intento de comprender cómo se sienten. Son fundamentalmente diferentes, pero están estrechamente relacionadas.
• Recogimiento, es vivir en uno mismo. El ser humano se mueve entre dos realidades, la exterior y la interior. La exterior se caracteriza por situaciones, circunstancias, acontecimientos y actos, y la interior por estados mentales y emociones, hábitos psíquicos y sentimientos. Este valor fue tergiversado por algunas religiones y lo han dogmatizado. Ya que el recogimiento es entrar en una introspección necesaria para cualquier ser humano, porque naturalmente debe adentrarse a su mundo interior para su autodescubrimiento. A veces necesitamos ver el afuera para que nos muestre donde nos espejamos, pero también, necesitamos reconocer que hay dentro de nosotros mismos. No somos iguales a nadie, somos seres únicos e irrepetibles. No todo es lo que parece y esa es la idea de la aventura de vivir.
• Creatividad, es la capacidad de generar nuevas ideas o conceptos, de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, que habitualmente producen soluciones originales. La creatividad es sinónimo del «pensamiento original», la «imaginación constructiva», el «pensamiento divergente» o el «pensamiento creativo». Esto nos lleva a ser inventivos ante cualquier situación de la vida, observando lo que nos brinda el momento y de ahí, crear algo diferente y acorde a lo que estamos necesitando. Nos saca de lo repetitivo y nos coloca en permanente crecimiento en base a ese ingenio creativo.
• Apertura, es la acción de abrirse a diferentes experiencias físicas, a diferentes ideas o emociones que la persona no esté acostumbrada en su vida cotidiana. Las personas con un nivel bajo de apertura prefieren abstenerse de probar cosas nuevas. Tienen una mentalidad cerrada, literal y se someten a las rutinas.
• Entrega, es un valor que llevamos a cabo esforzándonos al máximo para alcanzar nuestras metas, a través de nuestras capacidades y sentimientos. También puede y debe ser psicológico, ya que para intentar realizar una idea, el intelecto, las sensaciones o los sentimientos siempre participan. Entregarnos a la vida, va acompañado con una emoción de libertad a sentir en plenitud y con la idea de experimentar a cada paso, suceda lo que suceda.
• Dulzura, es la suavidad, placidez y ternura que muestra o expresa una persona y que la hace agradable. Mirar y actuar desde la dulzura, hace vivir los momentos de la vida con mucha sabiduría, rescatando de ellos lo agradable. Nos deja parados en el optimismo.
• Calidez, es la cualidad de ser cálido, amoroso afectivamente en el trato de una persona. Nos proporciona relaciones sanas, con un buen trato y muy respetuosas.
• Profundidad, cabe señalar que la profundidad de una idea, a grandes rasgos, de una persona es relativa a la apreciación de otro individuo, por lo cual no se trata de una característica rígida o estática de la personalidad. La profundidad interior se alcanza cuando usted decide adentrarse a lo esencial de su existencia. Para muchas personas, acercarse a su esencia interior, es hacer un viaje “hacia lo más alejado” de sí mismos. Requiere de dar un espacio al silencio, a la reflexión, al discernimiento, a la meditación, parar unos momentos; ya que para transitar hacia lo más hondo de su Ser, es necesario que Usted descubra la conexión con su “aliento de vida”, con el “soplo de Dios” en su interior.
La energía femenina bien plantada mima, calma y nutre a la energía masculina.
Así como se hace la luz uniendo el positivo y negativo, de esa manera se necesitan, porque juntas hacen creaciones inefables.
¿Te has encontrado en las virtudes y valores anteriormente mencionados? ¿Las puedes ver reflejadas en tu vida?
Es muy importante comenzar a integrar el sagrado femenino, amarlo, valorarlo y agradecerle todo lo que nos proporciona desde el macro universo, replicándose en el micro universo de cada uno. Aceptarlo es sinónimo de aceptarnos a nosotros mismos en nuestro máximo esplendor.
Espero que este artículo te haya servido para tu crecimiento interior y te ayude a despertar consciencia en el Ser grandioso que eres. Así dejas y transformas tus ideas erróneas, en la verdad de tu Real Ser interior.
¡Bendiciones infinitas!
«¡Abraza lo que tienes y ponte feliz para buscar integrar lo que observas carecer!«
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